Historias de la Nave / Transmisiones Orales de Mitos y Leyendas de la Fábrica
Basado en Hechos Reales

Todo lo bueno se acaba… y todo lo que nace, tiene que morir.
No hay tragedia en este hecho.
La vida, en todo el universo, es así. Tanto para los seres vivos como para las cosas, los objetos, las materias… y sí, también para los edificios.

En rigor, esta fábrica ya cumplió su ciclo de vida previsto. La vida que le fue otorgada en algún momento de los años 60, cuando se construyó, y que le fue arrebatada a finales de 1999, cuando se vio forzada a detener su actividad por orden del Plan Regulador de 1974, que exigía su demolición para facilitar futuras conexiones viales de la ciudad en algún futuro próximo.

Su alma fue arrebatada. Las diferentes industrias que albergó, junto a cientos de personas que pasaron aquí innumerables horas trabajando, compartiendo, viviendo buenos momentos y también angustias, desaparecieron para siempre, quedando en el olvido junto a otras miles de historias que jamás llegaremos a conocer.

Y así estaba previsto: cada año, a partir de entonces, debía ser el último. En el peor de los casos, pasarían los años suficientes hasta que, poco a poco, comenzaran a desprenderse trozos de muros, forjados y cubiertas, hasta llegar al punto de su inevitable colapso…

Lo que está pasando ahora no debería haber sucedido. Este momento no debería existir, ni tampoco ninguna de las historias que se han contado, ni la convergencia de todos los que hemos pasado años aquí, utilizando el edificio como lugar de creación. Ahora mismo no deberías estar escuchando esta historia, ni estar aquí.

Todas las experiencias e interacciones que vives hoy no deberían existir. Ya sean pasajeras o que lleguen a prolongarse en el tiempo, no forman parte del Plan Regulador, ni de las normas urbanísticas estratégicas. Es más… ni siquiera son legales, estrictamente hablando.

Todo lo que ha sucedido en los últimos 24 años es un accidente. Una casualidad. Una suma de acontecimientos aleatorios que han permitido que resurja la vida en un ecosistema abandonado a su suerte. Una pequeña burbuja que ha transformado la vida de muchas personas y que inevitablemente espera que pase un año más… que tal vez sea el último.

Esta sombra nos recuerda constantemente que es mejor vivir y disfrutar el presente, a cada momento, que vivir con miedo a que todo se acabe mañana.

Porque todo lo que nace… tiene que morir.

Fin