Historias de la Nave / Transmisiones Orales de Mitos y Leyendas de la Fábrica
Basado en Hechos Reales

Dicen que todo comenzó con una gran fiesta…
El principio era simple.

Corría el año 2001 y una pareja de amigos buscaba un recinto a las afueras de Barcelona para organizar una fiesta. Quizás fue la casualidad, o fue por un dato, o puede que haya sido buscando drogas…. Pero lo cierto es que, en un momento dado, se encontraron con este lugar.

Viendo su potencial, buscaron al dueño para proponerle la idea de organizar una fiesta con fines reivindicativos durante un fin de semana. No se sabe cuáles fueron los acuerdos, pero finalmente la propuesta fue bien recibida por el propietario, y se dio luz verde a la iniciativa.

La convocatoria prosiguió, y la pareja de amigos extendió la invitación a otros amigos de toda Europa para celebrar la reunión anual de tecno-ravers.

El fin de semana de fiesta fue un éxito. Y como la motivación seguía, decidieron continuar un día más… y luego una semana… y otra, hasta que pasó un mes, luego dos… y también tres. Pasado un año del inicio de la fiesta, la Guardia Urbana invitó cordialmente a los asistentes a desalojar el edificio.

Así, la fábrica pasó los siguientes tres años abandonada, a merced de saqueos fortuitos y del desmantelamiento de todas las instalaciones por parte de los chatarreros.

Bueno, todo lo que quedaba por desmantelar después de la fiesta…

Un buen día, en la primavera de 2005, un entonces joven italiano que había asistido a la fiesta cuatro años antes decidió venir a vivir a Barcelona. Intentando unir los difusos y fragmentados recuerdos de lo que había sucedido, logró recordar este lugar y contactó nuevamente al dueño.

Esta vez, y con más astucia, le propuso utilizar una pequeña zona de la tercera planta del edificio principal con el fin de montar una Asociación, donde poder trabajar y vivir, a cambio de cuidar el edificio y de no dejarlo abandonado a su suerte.

Este simple acto desencadenaría, en los años venideros y hasta la actualidad, en la llegada progresiva de nuevos integrantes a la nave, dispuestos a colonizar y reconstruir fragmentos aleatorios de la fábrica para montar sus espacios de trabajo, experimentación y delirios…

Convirtiendo el edificio en el Manicomio que es Hoy.

Fin