Historias de la Nave / Transmisiones Orales de Mitos y Leyendas de la Fábrica
Basado en Hechos Reales
Quienes tienen, o han tenido, un espacio de trabajo para desarrollar su actividad en este edificio coincidirán, sin duda alguna, en que es lo mejor que les ha podido pasar.
Tener plena libertad de expresión y poder intervenir en el espacio es algo realmente inusual y liberador. No importa si se trata de algo espontáneo o meticulosamente diseñado. Todos han podido manifestar lo más profundo de sus emociones y plasmarlas en sus trabajos, en sus talleres y en la convivencia con el resto de residentes de la nave.
Sin embargo, como bien es sabido, «todo lo bueno tiene un precio alto que hay que pagar».
Se dice que si pasas mucho tiempo entre estas paredes, puedes llegar a padecer trastornos mentales o desórdenes socio-perceptuales.
No existe una regla fija: a algunas personas les ha afectado apenas después de unas semanas, a otras, tras meses o años… Y a algunas parece que nunca les afectó, o que la mutación de su personalidad fue tan paulatina que ya no recuerdan quiénes eran antes de llegar aquí.

En los casos donde la afectación se ha producido en un lapso corto de tiempo, la mutación se percibe y se manifiesta como un virus, o como si el huésped estuviera poseído por parásitos que lo consumen, en donde se pueden reconocer síntomas y patrones de conducta clasificables.
Ante la preocupación por posibles rebrotes, y con el fin de intervenir a tiempo ante alguna infección total o parcial de nuevos residentes en la nave, hemos realizado un estudio minucioso de los trastornos observados en estos años, identificando los diversos tipos de síndromes descubiertos, que delatan el grado de infección del sujeto afectado.
El síndrome del «Yoyo», el síndrome de «No Jodas Jonás», el de «Lavandeira» o el de «El huerto es mío» son solo algunos de los muchos que se han repetido en más de una ocasión.
Pero no cabe duda de que el más persistente y peligroso de todos es el «Síndrome de Xexi».
Este síndrome es, de lejos, el que más daño cognitivo produce en sus víctimas. El impacto es tan profundo que la persona afectada es incapaz de reconocer su enfermedad.
Los síntomas más comunes son:
- Una sensación irrefrenable de liderazgo.
- Necesidad de reorganizar todos los elementos de los espacios compartidos.
- Elaborar normas comunitarias.
- Redefinir los criterios de orden y convivencia.
- Y, por encima de todo, repetir insistentemente ser la primera persona en haber llegado a la nave «cuando no había nadie», con el fin de ejercer una posición de autoridad si surge una discusión.
Si usted cree que puede estar padeciendo alguno de estos síntomas, por favor acuda urgentemente a la oficina central, y recuerde: ¡Yo ya estaba aquí cuando usted llegó!
Fin.